¿Qué es el movimiento antiglobalización?
El Movimiento de Resistencia Global es una corriente de protesta mundial que aúna a decenas de grupos de diferentes países que tienen en común su rechazo al capitalismo y al modelo neoliberal. Es un movimiento en el que se dan cita colectivos diferentes como sindicatos, intelectuales de izquierda, ecologistas, indigenistas o grupos desfavorecidos que acusan al sistema económico de amoral e injusto.
Los diferentes grupos antimundialización llevan más de una década trabajando en cuestiones relacionadas con los problemas causados por la globalización de la economía mundial. Son numerosas las campañas que han organizado para la condonación de la deuda externa de los países pobres, o para la reforma del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
A pesar de tener una trayectoria de a ños de trabajo, los antiglobalistas han acaparado espacio en los medios de comunicación y atención desde las instancias internacionales a raíz de la presencia de sus simpatizantes en actos paralelos a las grandes reuniones económicas y políticas internacionales. La protesta de Seattle, que consiguió abortar la reunión de la Organización Mundial del Comercio, supuso un punto de inflexión en la historia del movimiento.
La noticia de la presencia de más de 50.000 simpatizantes fue reproducida en los medios de comunicación de todo el mundo. Los enfrentamientos que allí tuvieron lugar dieron una imagen de violencia muy alejada de los verdaderos objetivos de los organizadores.
El éxito del Foro social de Porto Alegre en Brasil, celebrado en paralelo al Foro Económico Mundial supuso otra gran baza. Más recientemente, la cancelación de la conferencia que el Banco Mundial tenía previsto llevar a cabo en Barcelona no dejan duda sobre la fortaleza del movimiento de resistencia..
La criminalización de la antiglobalización
Muchas de las manifestaciones de los grupos acaban en altercados violentos, con la intervención de la policía y la detención de personas. Sin embargo, los representantes del movimiento insisten en que los protagonistas de la violencia poco o nada tienen que ver con ellos. En la misma línea aseguran que criminalizar al movimiento no es más que una forma de desprestigiar y acallar una voz que molesta y pone en peligro intereses económicos establecidos.
El movimiento antiglobalización está compuesto por diversas tendencias y miles de ideologías de sensibilidades distintas: grupos ecologistas, anarquistas, sindicales y civiles de diversas partes del mundo. Movimientos a veces hasta contradictorios pero con un objetivo en común: luchar contra organizaciones supranacionales, a las que acusan de estar al servicio de los países ricos en detrimento de los más pobres.A pesar de que, por su heterogeneidad, es difícil clasificar las fuerzas antiglobalización, las organizamos en diferentes categorías para dar una idea más general del movimiento. Hemos obviado hacer un apartado para las ONG’s ya que se inscriben a la vez en varias de las reclamaciones aquí expuestas.
Ecologistas
Para los grupos ecologistas, uno de los peores efectos de la globalización es la falta de respeto de la industria hacia el medio ambiente. Acusan a las grandes compañías de instalar sus fábricas en países del Tercer Mundo, donde la legislación sobre medio ambiente es más laxa o casi inexistente y denuncian que no sólo ponen en peligro, de manera irreversible, la biodiversidad del lugar y del planeta sino también las poblaciones autóctonas.
Sindicalistas
Los sindicatos están contra el libre comercio porque dicen que les quita empleo y se lo da a los trabajadores del Tercer Mundo, que cobran menos y están más explotados. Se oponen a que el comercio crezca a expensas de los derechos de los trabajadores. Además, denuncian el trabajo infantil y la esclavitud que existe en muchos países pobres.
Anarquistas
Una parte del movimiento anarquista o libertario es el grupo más "violento" dentro de las fuerzas antiglobalización. En contra de cualquier poder establecido, se le considera responsable de los episodios violentos en los que derivan algunas manifestaciones, a los que se unen en ocasiones grupos radicales o activistas de la violencia callejera (‘‘Kale Borroka’’), generalmente independentistas.
Agricultores/Consumidores
Dentro de las quejas del sector agrícola, predomina la voz de los agricultores europeos, que se consideran en peligro de extinción. Ven la globalización, y en especial a Estados Unidos y sus cuotas, como una barrera a la comercialización de sus productos, demasiado caros y sin posibilidad de competir con los llegados de EE.UU. o del Tercer Mundo si no es con las ayudas de la UE. También están en contra de los productos transgénicos, al igual que los agricultores de los países pobres, aunque por diferentes razones. Si los primeros ven en ello una amenaza para la seguridad de los alimentos, los segundos se quejan de que al comercializar con las grandes compañías que controlan el mercado de los transgénicos, se ven demasiado dominados por estas empresas, que les imponen el precio de compra y los métodos de cultivo. Además, están en contra del monocultivo, que obliga a los países pobres a vivir totalmente dependientes de la cotización de su producto en el mercado internacional, dominado por unas pocas multinacionales.
Conservadores
Dentro de esta categoría podríamos englobar a diversas tendencias: aislacionistas radicales de derechas norteamericanos, franceses o ingleses, que más que estar en contra de la globalización están en contra de la apertura de fronteras que para ellos implique pérdida de empleo y de identidad colectiva —frente a la llegada de extranjeros o a la homogeneización de la cultura ante una creciente ‘‘americanización’’.
Civiles
Muchos movimientos civiles opuestos a la libre circulación del capital financiero reclaman que se pague un impuesto para el movimiento de capital. También denuncian que por interés del mercado mundial se pasa por alto el comercio de armas y reclaman la condonación de la deuda del Tercer Mundo.
Otros
Entre los manifestantes antiglobalización es posible encontrar participantes de lo más variopinto como el caso de unas brujas de San Francisco, que protestaron en Seattle por temor a que la globalización acabase con su modo de vida. O cuestiones mucho más espinosas, como los grupos de exiliados tibetanos que se manifiestan contra los países que comercian con China, a quien acusan de no respetar los derechos humanos
Violencia en las protestas antiglobalización
Muchas de las manifestaciones de los grupos antiglobalización que se producen de manera paralela a las reuniones de los países más ricos, acaban en altercados violentos y brutales enfrentamientos con la policía. Fundamentalmente porque, junto a una inmensa mayoría de manifestantes pacíficos, las protestas reúnen a grupos minoritarios, como los anarquistas del llamado "Bloque negro", partidarios de la violencia callejera.
La muerte de un joven manifestante italiano por disparos de la policía durante la celebración de la Cumbre del G-8 en Génova plantea la cuestión de si podrán seguir celebrándose cumbres en estas circunstancias.
Y es que, como estaba anunciado y pese al enorme dispositivo de seguridad establecido por las autoridades italianas en Génova, la ciudad acabó convirtiéndose en una batalla campal. Incluso se llegó a establecer una "zona roja" de máxima seguridad y acceso restringido a residentes, participantes en la cumbre del G-8 y prensa. Además se sellaron alcantarillas y se cortaron calles con bloques de cemento y alambradas. La actuación de una minoría violenta y la totalmente desmedida respuesta policial acabó además con centenares de heridos y cuantiosos daños materiales.
El Gobierno italiano suspendió la aplicación del Tratado de Schengen, que permite la libre circulación de personas en la Unión Europea, además de clausurar tres días el puerto y el aeropuerto. Pero a la luz de los graves enfrentamientos registrados, parece que la decisión de "tomar" Génova con 20.000 agentes de policía y soldados para "evitar incidentes violentos" no tuvo ni mucho menos los efectos deseados.
El punto de inflexión en la historia del movimiento antiglobalización lo marca noviembre de 1999 y la presencia de 50.000 manifestantes en la ciudad estadounidense de Seattle. Las violentas imágenes de los manifestantes en contra de la globalización económica durante la "Ronda del Milenio" de la Organización Mundial del Comercio (OMC) consiguieron abortar la reunión de la Organización Mundial de Comercio. Los disturbios se saldaron con 500 detenidos y dos millones de dólares en daños materiales.
Posteriormente, en septiembre de 2000 la Asamblea conjunta del FMI-BM celebrada en Praga tuvo que clausurarse un día antes de lo previsto. Más de 10.000 personas participaron en las protestas, que terminaron con unos 900 detenidos y 150 heridos. El dispositivo de seguridad, integrado por unos 13.000 agentes, resultó insuficiente.
Junio de 2001 fue un mes muy activo para los antiglobalizadores. En Gotemburgo, los líderes europeos tuvieron que afrontar movilizaciones que una minoría de los allí presentes tornaron en violentas. La policía sueca abrió fuego real y los incidentes acabaron con varios manifestantes gravemente heridos.
Tras los sucesos de Gotemburgo, los Quince reforzaron su cooperación policial para impedir la violencia durante las protestas antiglobalización en las cumbres europeas y aplicar medidas operativas contra los alborotadores, supeditadas a las legislaciones de los países miembros.
Días después, el Banco Mundial que pretendía celebrar su encuentro anual en Barcelona renunció a la reunión. La conferencia se llevó a cabo a través de Internet, lo que no impidió que se convocaran manifestaciones que acabaron en violencia a causa de los incidentes y de la actuación policial.
Días después, el Banco Mundial que pretendía celebrar su encuentro anual en Barcelona renunció a la reunión. La conferencia se llevó a cabo a través de Internet, lo que no impidió que se convocaran manifestaciones que acabaron en violencia a causa de los incidentes y de la actuación policial.
¿Qué pretende el movimiento antiglobalización?
Los activistas antiglobalización exigen una sociedad más justa, el control del poder ilimitado de las multinacionales, la democratización de las instituciones económicas mundiales y la distribución más equitativa de la riqueza. Sus enemigos principales son las multinacionales y las grandes organizaciones económicas y políticas internacionales, fundamentalmente el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La condonación de la deuda externa es una de las exigencias de este movimiento y las campañas sobre el asunto han sido su simiente. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son, para los grupos antiglobalización, los responsables de la asfixiante situación en la que se encuentran la mayor parte de los países pobres, incapaces de afrontar la deuda que en muchos casos supera su PIB (Producto Interior Bruto). Las instituciones monetarias, hijas del Bretton Woods, concedieron créditos masivos a los gobiernos de los estados pobres a lo largo de los años 70 y 80, exigiéndoles a cambio la reestructuración de sus economías e imponiendo reformas que implicaban un alto coste social y que se han demostrado económicamente contraproducentes.
Existen discrepancias dentro del movimiento entre aquellos que consideran que el BM y el FMI deben desaparecer y la corriente más moderada que aboga por una reforma de las mismas.
Las multinacionales como Macdonalds o Nike son blanco de los grupos antiglobalización, que tildan de amorales las prácticas de la compañía, especialmente la explotación de trabajadores del Tercer Mundo, en su mayoría mujeres y niños. La destrucción de los símbolos o propiedades de estas empresas se ha convertido en bandera de los sectores más radicales.
Opinión Personal
Según mi punto de vista, la globalización no es más que un retorcido plan creado por los países ricos para exprimir al máximo a los pobres. Necesitan de éstos para alimentarse de sus materias primas (sobre todo el petróleo), obteniéndolas de manera más económica, abusan de su precario estado y pretenden mostrar al resto de las personas su preocupación por el desarrollo de los países más desfavorecidos y, por el contrario, subsanan algunas de sus deudas para que éstos no se derrumben por completo, para así aprovecharse de ellos hasta sacarles la última gota de lo que les interesa. Los pobres hacen lo que está en sus manos para seguir adelante pero claro, si no tienen ni dinero para que se alimente la mayoría de la población, ¿cómo van a saldar sus deudas exteriores? Todos sabemos la respuesta a esta pregunta pero pocos se atreven a competir con los más poderosos. En este mundo reinan unos pocos egoístas que solo viven para su propio beneficio y contra eso, lo único que podemos hacer es reivindicarnos como hacen los grupos antiglobalización. Aunque muchas veces éstos colectivos demuestran su desacuerdo de forma violenta, parece que únicamente así nos prestaran un poco de atención. Con esto no quiero justificar su comportamiento pero es evidente que en la actualidad, lo que reina para imponerse es la fuerza. Sólo nos tenemos que fijar en los últimos acontecimientos para ver que esto es cierto y que la violencia está a la orden el día. En esta realidad de locos en la que vivimos, los más grandes se defienden a golpes, destruyendo países enteros por el simple hecho de enriquecerse económicamente, sin poner atención en la desgracia que están creando y pisando por encima de todos (como por ejemplo, en la guerra de Irak).
EXTRAIDO DE VARIAS FUENTES DE INFORMACIÓN
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